UGT rehúsa ahora apoyar un documento sindical a favor del diálogo con ETA que habla de autodeterminación
He aquí una de las grandes lacras del llamado estado social español. Los agentes sociales elevados a la calidad de representantes de toda una colectividad. Con una representatividad mínima entre los trabajadores en particular y entre la población en general, los sindicatos son llamados, o se hacen llamar, para todo aquello que les reporte publicidad y poder, sea un asunto laboral o no.
Creemos que los tiempos de los sindicatos como correa de trasmisión de los partidos, o viceversa, ya han pasado. Dada la presencia real de estas organizaciones en el mundo laboral y en la sociedad se deberían limitar a defender los derechos de sus afiliados, cosa que hacen bastante bien cuando les interesa. Eso sí, su defensa, radical en ocasiones, reducida a determinados colectivos, es ejemplo de la más reaccionaria práctica actual y en ocasiones antidemocrática.
Ante problemas nacionales todos suman. Pero los sindicatos no tienen, hoy, mayor legitimidad que muchas otras organizaciones con tanta o más representatividad y presencia social.
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