Por la democracia orgánica hacia la revolución social.
Hay determinadas organizaciones en nuestro país que están sobrevaloradas. Las más evidentes son las organizaciones sindicales que, de acuerdo con la actual legislación, son consideradas mayoritarias, ya sea a nivel nacional o a nivel autonómico. Un ejemplo de dicha sobrevaloración, interna y externa, es la manifiesta arrogancia mostrada por sus líderes que alcanzan, ya, cotas isoportables.
Así, recientemente, el "Secretario General" de una de la correa de trasmisión del partido en el poder - ¿o era al revés? - manifestó su exigencia - democrática, por supuesto - de que el nuevo Estatuto de Autonomía de Asturias que saliese de la Junta General reconociese el papel de los "agentes sociales", sobre los que ya he dicho alguna cosa en este blog. Ahora, el "Secretario General" decide arrogarse la representación de los intereses de los asturianos y que se le reconozca en la norma reguladora de nuestra comunidad, así, sin más.
A uno no le queda más que preguntarse por la función de los partidos políticos a los que votamos todos, afiliados a sindicatos y no afiliados, si las organizaciones sociales, empresariales incluidas, ven reconocida por Ley la representatividad de los intereses de los asturianos en general, ¿qué queda de la democracia parlamentaria? ¿Regresamos a la democracia orgánica: Familia, Municipio, Sindicato? Da la sensación que muchos añoran un régimen como el pasado pero con distintos nombres. Situación nada extraña para un país que no ha tenído elites formadas en los más básicos principios de la libertad y que sí ha tenido sobrados prebostes del marxismo y del arcaismo derechista.
Declaraciones de este tipo, sin antes poner encima de la mesa el número de afiliados que tienen estas organizaciones y sus sistema de financiación, resultan por rídiculas, irrelevantes, pero son hechas por quien tiene la capacidad de paralizar mediante el abuso de derecho una comunidad - un país - a través de la demagogia y de una dialéctica conservadora a ultranza, y, por lo tanto, de rídiculas e irrelevantes devienen en preocupantes.
Los agentes sociales, sindicatos y empresarios, deberán velar por los intereses particulares de sus afiliados, y los políticos por los intereses generales de todos. Ir más allá subvierte el principio democrático e instaura una sociedad orgánica - holística en terminologia fascista - al más puro estilo estalinista, donde las supuestas elites rigen los designios de la Nación, sin que ésta, verdadera soberana, pueda intervenir so pena de ser considerada enemiga del interés comun, que, paradójicamete, es el suyo.
Las declaraciones del "Secretario General" pueden leerse aquí.
Los representates de los empresarios no han dicho nada, aún, pero no dudo que les parecerá muy adecuado el marco propuesto, de donde seguro nunca han querido salir.
1 comentario
Stewie Griffin -
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