El Consenso de Washintong
En el último número de la publicación La Ilustración Liberal, en el artículo de Joaquín Trigo Portela, Director Ejecutivo de Fomento del Trabajo Nacional, se puede leer:
John Williamson describió y matizó los puntos en que podrían convenir, al menos, el Congreso de Washington, las instituciones financieras internacionales con sede en la capital de EEUU, las agencias económicas del Gobierno norteamericano, el Consejo de la Reserva Federal y los grupos de expertos. Plasmó el acuerdo en diez puntos y lo denominó "el Consenso de Washington". En apretada síntesis, puede enunciarse así:
- Disciplina presupuestaria.
- Prioridad a la reducción de las subvenciones indiscriminadas y al aumento del gasto público en educación y sanidad (áreas en las que cuenta más la educación básica y la asistencia primaria, respectivamente), así como en infraestructura pública.
- Reforma fiscal en torno al principio de que la base imponible íntegra debe ser amplia y los tipos impositivos marginales, moderados.
- Tipos de interés determinados por el mercado. Además, los tipos de interés reales han de ser positivos (para incentivar el ahorro y evitar la evasión de capitales) pero bajos (para favorecer la inversión).
- Tipo de cambio competitivo, coherente con los objetivos macroeconómicos y con la expectativa de que seguirá siendo competitivo en el futuro.
- Liberalización de las importaciones.
- Prioridad a los flujos financieros extranjeros. Además, se califica de insensata una actitud restrictiva que limite la entrada de la inversión extranjera directa.
- Fomento de las privatizaciones, para mejorar la eficiencia de las empresas públicas y aliviar la presión que los subsidios continuos ejercen sobre el presupuesto.
- Fomento de la competencia a través de la desregulación.
- Defensa y definición clara de los derechos de propiedad.
En un momneto de inmensa incertidumbre económica a nivel internacional, con los precios del petroleo por las nuebes, y una clara alarma nacional con los precios de productos básicos disparados tirando fuertemente de la inflacción, el Gobierno debería reflexionar si está haciendo algo de lo "conensuado" para progresar económicamente y no recurrir a chivos espiatorios, que últimamente sirven tanto para un socavon en el tren como para el aumento de los precios.
El recurso a terceros como culpables de nuestros males lo describe a la perfección Joge Quiroga, Ex-Presidente de Bolivia con su teoria del Tarzanismo Latinoamericano, si bien, en tanto que Ex-Presidente, igual lo que debe hacer el señor Quiroga es callarse.
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